martes, 4 de noviembre de 2008

¿Qué es una superestructura?


Denominaremos superestructuras a las estructuras globales que caracterizan el tipo de un texto. Para decirlo metafóricamente: una superestructura es un tipo de forma de texto, cuyo objeto, el tema, es decir la macroestructura, es el contenido del texto. Se debe comunicar, pues, el mismo suceso en diferentes formas textuales según el contexto comunicativo.


Las superestructuras y las macroestructuras semánticas tienen una propiedad común: no se definen con relación a oraciones o secuencias aisladas de un texto, sino para el texto en su conjunto o para determinados fragmentos de éste. Esta es la razón por la que hablamos de estructuras globales, a diferencia de estructuras locales o microestructuras en el nivel de las oraciones.

Las superestructuras no sólo permiten reconocer otra estructura más, especial y global, sino que a la vez determinan el orden (la coordinación) global de las partes del texto. La propia superestructura debe componerse de determinadas unidades de una categoría determinada que están vinculadas con esas partes del texto previamente ordenadas. Es decir que la superestructura es una especie de esquema al que el texto se adapta.

Las superestructuras existen independientemente del contenido y no se describen con la ayuda de una gramática lingüística. Una persona puede hablar y entender su lengua, sin que por ello tenga que estar capacitada para narrar. Por otro lado, tampoco es muy útil para un hablante conocer las reglas de la gramática sin saber reproducir los sucesos cotidianos con una narración correcta o sin poder comprender lo que otros cuentan.

Es decir que también hay que dominar las reglas en las que se basan las superestructurras y estas reglas pertenecen a nuestra capacidad lingüística y comunicativa. Una serie de tipos de superestructuras posee un carácter convencional, es decir que la mayoría de los hablantes de la comunidad lingüística las conocer o reconoce.

Una superestructura es un tipo de esquema abstracto que establece el orden global de un texto y que se compone de una serie de categorías, cuyas posibilidades de combinación se basan en reglas convencionales. Esto implica formular una serie de categorías para las diferentes superestucturas y una serie de reglas mediante las cuales puedan combinarse las categorías entre sí.

Las mismas superestructuras, los mismos esquemas pueden manifestarse en diferentes sistemas semióticos. Una estructura de relato se puede expresar tanto a través de un texto como a través de dibujos o de películas. Es decir que aquí se mantiene la típica estructura de relato –que podemos denominar estructura narrativa para evitar confusiones con el relato narrado (el texto)- en los diferentes mensajes de los sistemas semióticos. Dado que un sistema de categorías y reglas narrativas típicas que define la estructura narrativa no puede manifestarse directamente, sino que necesita de otro sistema, de una lengua, podemos llamar secundarios a estos sistemas.

Las superestructuras, al formar parte de sistemas secundarios, sólo pueden manifestarse indirectamente. Por otra parte ese sistema no sólo establece la estructura textual en abstracto, sino que los hablantes lo conocen y pueden aplicarlo adecuadamente. Por lo tanto, un hablante debe ser capaz de producir e interpretar textos de acuerdo con este sistema.

Por ello una teoría de la superestructura debe tematizar determinadas particularidades del comportamiento lingüístico de los hablantes y la teoría lo hace al postular un sistema convencional de categorías y reglas que parcialmente también codefinen este comportamiento. La existencia de un sistema de superestructuras puede también explicarse sobre la base de la aplicación o calificación más o menos conciente del propio hablante: éste puede aportar ciertos juicios sobre los textos en conceptos de sistema, clasificar los textos sobre la base de estos conceptos, así como dar un nombre convencional a los tipos de texto específico, por ejemplo: “esto es una narración, aquello se encuentra en un texto publicitario, alguien acaba de dar una conferencia”.

Pensar que todos los textos tienen una superestructura, supondría que cada texto pertenece a un sistema convencional, y no sólo por su contenido o por cierta función pragmática y social, sino debido a una estructura esquemática global dada que se manifiesta en el texto.

Sin embargo, no queda excluido de entrada que haya textos que, aunque se reconozcan como tales por otras razones (semánticas, pragmáticas y retóricas) apenas posean o acaso no posean ninguna superestructura convencional.

Aparentemente, un anuncio o un poema pueden poseer una forma global arbitraria y tampoco podemos imaginar de qué manera tienen una superestructura convencional una noticia de prensa o un spot publicitario de la T.V. A la inversa, también hay textos cuyas formas están institucionalmente establecidas o fijadas, como por ejemplo rituales religiosos, las leyes, los contratos o determinados documentos. El problema de si todos los textos tienen superestructura es pues sobre todo empírico y debe solucionarse mediante la observación y la descripción sistemática.


Fórmulas

De manera similar a la fijación de la estructura textual global, existen estructuras fijas en el nivel más local de la oración individual o de la secuencia oracional; se las puede denominar fórmulas. El principio y fin de las cartas, por ejemplo. También las cartas de instituciones suelen tener carácter de fórmulas; disposiciones, leyes y contratos se introducen y finalizan con fórmulas estándar. Las fórmulas fijas no sólo actúan en el sentido institucional, sino también de manera socioprogramática y cognitivo-pragmática.

Para poner de manifiesto la particularidad de las macroestructuras disponemos también de demarcaciones de párrafos, como las sangrías u otras marcas gráficas. Además existen divisiones por partes, capítulos, libros, tomos. Estas diferenciaciones gráficas son con frecuencia reproducciones de la articulación de la macroestructura, por ejemplo el paso a un nuevo tema.

La división fonológica-gráfica también puede institucionalizar, ejemplo de ello son la métrica y los versos en la poesía; en estos últimos, también la impresión y la disposición (tipo) gráfica puede adoptar funciones especiales.

1 comentario:

Unknown dijo...

Andrés Felipe Marroquín López Estuvo aquí.